DÍA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA LA DEPRESIÓN. BOLETÍN # 110
Derribando mitos, rompiendo el tabú
Es solo tristeza… Ya pasará… Solo es debilidad… Es cosa de mujeres…
Estas frases son muestra de lo que muchas personas asocian cuando escuchan la palabra depresión; y aunque la mayoría la ha escuchado nombrar, realmente desconocen en que consiste, es más, ni siquiera comprenden que se trata de una dolencia tan real como un dolor de estómago, un cáncer o la hipertensión arterial.
Entonces realmente, ¿qué es la depresión? La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por sentimientos de tristeza de forma persistente, y un bajo estado de ánimo, los cuales alteran la forma en la que pensamos y nos comportamos, e interfieren con la realización de las actividades de la vida diaria.
Desafortunadamente la depresión ha estado rodeada de mitos y tabúes, que son necesarios derribar, pues lo único que hacen es impedir que las personas que la presentan, o las personas cercanas la puedan reconocer y brindar la ayuda necesaria. A continuación, los mitos más comunes y la verdad detrás de ellos:
Mito: La depresión es solo tristeza
Verdad: Todos no hemos sentido tristes de vez en cuando, la tristeza es una emoción que experimentamos en ciertas ocasiones, cuando algo que esperamos no sale de la forma que queremos, cuando perdemos algo o a alguien, sacamos una mala nota, etc. Pero la depresión va más allá de eso, consiste en una alteración mental, con muchas facetas, que afecta más que el estado de ánimo, y que compromete la realización de las actividades cotidianas, por sencillas que sean; y si bien la tristeza es una de las manifestaciones clínicas, una persona deprimida experimenta cualquiera de estos síntomas:
- Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza.
- Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos de poca importancia.
- Pérdida de interés o placer por la mayoría o todas las actividades habituales.
- Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado.
- Cansancio y falta de energía, por lo que incluso las tareas pequeñas requieren un esfuerzo mayor.
- Falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de peso.
- Ansiedad, agitación o inquietud.
- Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales.
- Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o autorreproches.
- Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas.
- Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas, intentos suicidas o suicidio.
- Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o de cabeza.
Mito: La depresión es un estado de ánimo pasajero
Verdad: la depresión es una enfermedad compleja, cuyos síntomas persisten en el tiempo, las personas experimentan los signos y síntomas descritos durante la mayor parte, o todo el día, todos los días, por lo mínimo durante dos semanas. Y tratándose de una enfermedad, requiere tratamiento para su manejo.
Mito: La depresión solo es fruto de la debilidad, fragilidad de carácter o falta de voluntad
Verdad: la depresión es un trastorno desencadenado por diversos factores, entre ellos, biológicos, y químicos, y las personas que la padecen no son responsables de sentirse como lo hacen, esto se debe por la enfermedad en sí misma, eso significa que no pueden controlar los síntomas; no se trata de querer o no tener ganas de salir de esa situación, es que el trastorno lo impide; así que frases que usualmente se dicen como: “esto ya pasará”, “pon de tu parte”, “es que tú no te ayudas” “estás así porque quieres”, “es tu imaginación”, “es pereza”, y otras por el estilo, no sirven para nada, por el contrario empeoran la ansiedad que se siente. Ante esa situación se debe ser empático y buscar tratamiento con un profesional de la salud, pues no es algo de lo que se pueda entrar o salir a voluntad.
Mito: La depresión es solo cosa de mujeres
Verdad: frases como “no llores que pareces una niña”, solo fomentan la desigualdad; esta es una enfermedad que no conoce de género, y aunque la tendencia pareciera que las mujeres son las que más la padecen, lo cierto es que los hombres que lo hacen, no consultan, esto por presiones culturales y sociales que impiden a los hombres mostrar sus emociones.
Mito: Sólo los jóvenes sufren depresión
Verdad: la depresión tampoco conoce de edad, y se puede padecer desde la infancia, hasta la vejez, lo que suele suceder es que se manifiesta de diversas formas, por ejemplo, en la infancia, puede que dejen de jugar o disfrutar con las cosas que solían hacerlo, hacer más “berrinches”, en la adolescencia hay más problemas de conducta, y los adultos mayores tienden a quejarse de dolencias más físicas que emocionales, solo por mencionar algunas.
Mito: La depresión es una condición por la cual no hay que preocuparse, se cura sola y en poco tiempo.
Verdad: la depresión es una enfermedad que requiere un manejo terapéutico, y esto requiere tiempo, no está definido un plazo fijo, a unas personas les puede llevar más tiempo que a otras, además es un trastorno que puede ser bastante grave, y conducir a que la persona atente o se quite la vida, es decir termine en un intento o en un suicidio, por lo tanto, sí hay que preocuparse y buscar ayuda profesional urgente ante la mínima señal de alerta.
Mito: La depresión solo ocurre si pasa algo no deseado
Verdad: es cierto que las circunstancias desafortunadas, como un divorcio, la muerte de alguien cercano, una ruptura sentimental, entre otras, pueden desencadenarla, no solo son los únicos factores; condiciones hormonales, consumo de sustancias, también pueden hacerlo, incluso puede ocurrir sin una razón conocida.
Mito: Sólo las personas, que piensan en acabar con su vida requieren medicamentos
Verdad: independiente de la severidad de los síntomas, las personas con depresión pueden beneficiarse de un tratamiento farmacológico; pero hay que entender que los medicamentos no son solo la única opción para tratar la depresión, pues a menudo va acompañada de terapia psicosocial, ocupacional, cognitiva, entre otras.
Mito: La depresión es para toda la vida, y el tratamiento es el mismo para todos.
Verdad: La depresión con un diagnóstico y un tratamiento adecuado puede en ciertas ocasiones curarse, en otras las personas pueden recaer varias veces durante la vida, pero en general bien tratada y con una buena adherencia terapéutica es decir el cumplimiento estricto del plan de manejo indicado puede manejarse exitosamente, igual se recalca que el tratamiento es personalizado y no es igual para todos, pues no hay personas iguales, y puede incluir medicamentos, y diferentes terapias, además de cambios en los hábitos de vida.
Algo importante en el manejo de la enfermedad tiene que ver con la adherencia terapéutica, esto es cumplir con las indicaciones dadas por el grupo profesional tratante, implica tomar los medicamentos en las dosis, horarios y tiempo prescritos, asistir a terapias, citas, controles, etc. no suspender el tratamiento, e involucra también a la familia si se requiere.
Por otra parte, para que las personas perciban un manejo con calidad, es necesario que la atención sea digna y humanizada, que se centre en la persona, y se trabaje para satisfacer sus necesidades y demandas con empatía, solidaridad y respeto, se brinde un ambiente cálido y de confianza, y se busque que la persona atreviese y afronte su proceso de la mejor manera, para que logre tener la mejor calidad de vida posible. Por otra parte, la atención también debe basarse en un enfoque diferencial étnico y cultural, donde se respete las tradiciones, costumbres y creencias de las personas, y con base en ello personalizar la atención de acuerdo a cada caso en particular, sin que esto perjudique los resultados esperados.
Mito: La depresión postparto no existe, solo es agotamiento
Verdad: la depresión postparto es real, se trata de un trastorno que se caracteriza por la presencia de un estado persistente de sentimientos de tristeza, pérdida de interés por las cosas, ganas de llorar, disminución de la energía, alteración del apetito y el sueño, dificultad para concentrarse, temor de quedarse a solas con el bebé, preocuparse intensamente por el bebé o tener poco interés en él, problemas para realizar las tareas en el hogar o el trabajo, agitación e irritabilidad, sentirse retraída o desconectada, sumado a sentimientos de culpa por no ser una buena madre, esto se acompaña de marcada ansiedad, con afectación de las funciones maternas de autocuidado, lactancia, vinculación y crianza. Todos estos síntomas duran la mayor parte del día, todos los días, por lo menos durante 15 días, y pueden ser tan severos que aquellas personas con este tipo de depresión, pueden tener alucinaciones, delirios, sentir que las persiguen, cambiar bruscamente de ánimo, incluso tener ideas de hacerse daño, o lastimar al bebé.
En las madres, la depresión posparto no tratada puede durar meses o más, y en ocasiones convertirse en un trastorno depresivo crónico, también puede aumentar el riesgo de suicidio. En las personas que tuvieron depresión durante el embarazo se afecta la disposición a cuidar su salud, por ejemplo, no busca atención prenatal a tiempo y es más propensa a conductas de riesgo, como tomar medicamentos sin prescripción médica, abusar del alcohol, tabaco y otras drogas, y llevar una alimentación inadecuada; estos comportamientos inciden en un mayor riesgo de parto prematuro y en que la persona recién nacida tenga bajo peso y sufra retraso en su desarrollo
Mito: La depresión no se puede prevenir
Verdad: Si bien no existen medidas definitivas para prevenirla, adoptar y mantener un estilo de vida saludable sirve tanto para ayudar a evitarla como parte integral del éxito del tratamiento. Por ello se brindan las siguientes recomendaciones saludables, que nos ayudan a estar y sentirnos bien:
- Hacer ejercicio: Cuando el cuerpo empieza a realizar actividad física, aumenta el nivel de endorfinas que son sustancias conocidas como "hormonas de la felicidad”. Además, genera beneficios físicos y mentales.
- Comer de manera equilibrada: La alimentación ejerce una influencia fundamental en el estado de ánimo, por lo que hay que permitirse disfrutar con las comidas y sus sensaciones (olores, sabores, etc.), la compañía, etc.
- Descansar: dormir mínimo 7 h, es el tiempo necesario para el cuerpo y la mente "se reparen" y vuelvan a estar como nuevos.
- Buscar formas alternativas de manejo del estrés: Practicar Yoga, técnicas de respiración y relajación, musicoterapia.
- Pensar, hablar y actuar "en positivo": intentar ver las cosas positivas que nos rodean y utilizar palabras amables para transmitirlas, ser agradecido, disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, intentar huir de la rutina y el aburrimiento.
- Volver hacer cosas agradables: se recomienda poner en práctica actividades que nos hacen sentir bien y que sean saludables.
Estar bien informados, hablar de nuestros sentimientos, saber escuchar sin juzgar, ser solidarios, educarnos y educar a los demás, nombrar las cosas por sus nombres, no asociar la persona con su diagnóstico, y en especial, acabar con las ideas erróneas sobre la depresión, nos permite eliminar el estigma, romper el tabú, que rodea esta enfermedad, mejora nuestra comprensión sobre ella, y especialmente sirve para ayudar a quienes están atravesando por esta condición, evitando incluso consecuencias que pueden ser fatales.